jueves, 8 de septiembre de 2011

Sobre cultura hacker y de por qué el SummerLab como referente

http://susanaserrano.cc/2011/09/02/reboot-al-sistema-del-arte/

Reboot al sistema del arte

En nuestra sociedad los protocolos de comunicación no se basan

en compartir una cultura, sino en la cultura de compartir.

Manuel Castells. Comunicación y poder

palabras clave SL 2011:

transfeminismo – softcircuits – gender hacking – fablab – postporno – arduino – pure data – ecosexualidad – circuit bending – pornoterrorismo – processing – cartografías – dragking – realidad aumentada – tecnochamanismo – mapping – android – satélites – biogame – anarchivismo – maternidades subversivas – geolocalización – OpenFrameworks -telepresencia – performatividad – máquinas perversas – ecolab

elementos transversales SL 2011:

software libre – conocimiento libre – cultura libre – streaming – encuentro – intercambio – coding – transparencia -cocina creativa vegetariana – procesos participativos horizontales – pedro soler – autogestión – ética hacker – DIWO – curiosidad – pensamiento divergente

Intro

Porque hacía falta. Porque no cabe ya otra ética. Porque la práctica artística se ha trasformado de nuevo. Porque las herramientas y los conocimientos están al alcance de todas -cada vez más-. Porque la mezcla y la interferencia sólo pueden darse en los parámetro del afuera. Porque el juego y la experimentación son el kernel de nuestras vidas. Porque ya era hora. Porque al capitalismo no hay que combatirlo sino reemplazarlo. Porque nos necesitan creando. Porque nosotras no tiramos, reciclamos. Porque la naturaleza no es nuestra madre sino nuestra amante. Porque la innovación puede ser resistencia. Porque somos muchas y estamos organizadas. Porque nos apasionamos con lo que hacemos. Porque aprendemos juntas. Porque nuestros beneficios siempre son compartidos e inesperados. Porque cuando algo no funciona nos incita a crearlo de nuevo. Porque intentar cambiar el mundo es divertido.

De entre las diferentes acepciones que existen para definir la palabra “hacker” se dan tres atributos básicos con los que prefiero quedarme a la hora de utilizar este término: habilidades técnico/creativas, pasión por lo que se hace y conciencia social. Cuando hablamos de “cultura hacker”, por tanto, entendemos que va asociada a estas tres características. Mi acercamiento a los nuevos medios en relación con las prácticas artísticas siempre ha estado vinculado a esta forma de hacer y pensar; tanto que llega un momento en que las herramientas quedan a un lado, la terminología se cae y nos centramos en lo que verdaderamente interesa: la aparición de un nuevo paradigma cultural.

No es el momento de trazar aquí una genealogía, pero sí tendríamos que atender a ciertas líneas y acontecimientos que se suceden a partir de los años 80: la revolución del ordenador personal y posteriormente en los 90 el desarrollo de Internet. De ahí surgirán diferentes culturas o subculturas -nuevos perfiles sociales- englobadas en lo que se vino a llamar cibercultura. En ella la figura del hacker sería protagonista por su poder subversivo; que desde el principio tuvo (para bien o para mal) tintes de “superhéroe”, en gran medida gracias a ciertos libros, películas e informativos con ganas de sensacionalismo. Pero para no perdernos y poniendo el foco en el territorio español y en los movimientos sociales y culturales en seguida, con sólo echar un poco la mirada atrás, nos topamos con el mediactivismo, los hacklabs y los hackmeetings. Esto lo menciono sin pretender a hacer ahora historiografía, sino más bien establecer un mapa de situación. Porque lo que a continuación vendría sería identificar a aquellas instituciones culturales que han dado apoyo a esta “cultura hacker”, pero resulta que no encontramos casi ninguna. Las instituciones no han sido capaces de asimilar y dar respuesta a lo que la sociedad ya hace; bueno, lo que viene haciendo desde hace más de una década.

Sin embargo es en ciertos centros sociales ocupados autogestionados y en algunos eventos puntuales donde, por temporadas, se han ido formando verdaderos laboratorios ciudadanos desde los que experimentar y desarrollar nuevas ideas y proyectos. Es gracias a un red de personas -cambiante, fluctuante, maleable pero increíblemente resistente- que ciertos procesos se han puesto en marcha. En definitiva, es en esta red y estos espacios donde ha germinado este “movimiento”. Desde esta perspectiva, tres son los centros de arte que han tenido un aporte significativo: Hangar, Arteleku y Medialab Prado. Hangar ha sido fundamental como centro de producción artística, Arteleku destaca por su labor de reflexión y crítica, y Medialab Prado ha dado un paso más convirtiéndose en el “medialab” de referencia en nuestro país, favoreciendo además la mediación a un público más amplio. Las tres han trabajado en las tres direcciones que menciono, pero es en estos ámbitos que cada una ha tenido mayor repercusión en su recorrido. Otros centros que también han tenido un papel destacado en este ámbito serían: El CCCB, que siempre ha mantenido una programación pionera en diversas temáticas, acogiendo festivales de referencia como “The Influencers”. La Casa Invisible, con su incansable lucha, que siendo una iniciativa ciudadana y autogestionada ya destaca por sus contenidos y maneras de hacer incluso fuera de nuestras fronteras. El MEIAC que, a pesar se sus limitaciones presupuestarias, a apostado por prácticas artísticas experimentales, siendo significativa su labor de difusión y documentación de la producción de arte y nuevos medios en nuestro país, especialmente de net-art. Y por último LABoral Centro de Arte, la gran promesa.

Y digo gran promesa ahora que empieza a ser una realidad. LABoral contaba desde el principio con una serie de factores favorables a convertirse en un gran centro de arte relacionado con las nuevas tecnologías, rompiendo a su vez con las barreras centro/periferia del circuito artístico. No cabe duda de que se han hecho exposiciones interesantes en este centro, su funcionamiento es innovador en algunos aspectos y en pocos años ha logrado situarse en el ámbito del “new media” a nivel internacional. Pero esto no lo es todo y lo saben. Saben que para realmente funcionar deben girar aún más hacia la producción y la formación. Y sobre todo saben que necesitan “conectarse”. Necesitan la red de personas que en definitiva son lo único que importa. La decisión de poner en marchaPlataforma Cero y de poner al frente a Pedro Soler es un paso decisivo para que LABoral realmente marque la diferencia entre los actuales centros de arte del territorio español.

Esta ha sido un decisión que en seguida me hizo recordar aquella frase de nuestrxs amigxs brasileñxs (con lxs que estuve en LabSurLab) “el lab es la red”, frase que sabe muy bien donde poner el acento. El SummerLab, encuentro que ha celebrado este año su cuarta edición, es el prototipo (o el germen) que enlaza en esta dirección del centro hacia la experimentación y el aprendizaje colaborativo. A partir del buen funcionamiento de esta iniciativa es muy posible que se haya considerado su necesidad de continuidad para nutrir el centro; y la necesidad de una persona como Pedro Soler que va más allá del comisariado o la dirección artística. Su papel es fundamental para generar los procesos que LABoral necesita en su trayectoria como “Centro de Arte y Creación Industrial”. Sólo observando de cerca su trabajo nos damos cuenta de su talento, pero lo hace de una manera tan natural que hasta parece fácil. Pero no es fácil, pocos saben cómo coordinar y dinamizar sin imponer criterios. Su modelo de organización para el SL se basa en la autogestión y, por tanto, la contribución de cada persona es importante, define el encuentro. Esto hace que tengamos el grado de libertad necesario para que la cosa fluya y que además consiga a reunir a creadores de primer nivel sin necesidad de llamarles. Pero es quizá en las grietas donde Pedro demuestra su valía, actuando como pegamento, como puente, entre unas personas y otras, entre la institución y la red, entre lo posible y lo imposible.

Para mi es reconfortante ver que es posible conciliar un modelo de gestión más propio de iniciativas culturales independientes dentro de una institución. Y no sólo porque soy partidaria de estas metodologías, sino porque además creo en que deben ser llevadas acabo en el ámbito institucional, que a fin de cuentas está haciendo uso de presupuestos públicos. En el ámbito de la gestión cultural se da una preocupante escasez de este tipo de planteamientos por parte de los responsables. No se dan cuenta de que no necesitamos tanto comisarixs, como facilitadorxs, investigadorxs, agitadorxs, mediadorxs, que entiendan -y disfruten- trabajando en cultura. Lo verdaderamente extraordinario seguirá ocurriendo en la calle, pero tendríamos que reivindicar espacios para el arte que no busquen visitantes/clientes sino usuarios/creadores. Esto sucede en el SummerLab, allí vas con un proyecto o una idea y te vas con otro, con muchas. ¿Y no era eso una manera de entender un “hackeo”? Encontrar un objeto, un sistema, una situación… y darle un nuevo uso que antes no tenía. Este sería el punto en común entre artistas y hackers (si es que merece la pena tal diferenciación). La revolución digital/cultural será hacker o no será.

Más arriba he incluido una serie de palabras clave porque -además de que ya no puedo empezar a escribir de otra manera- quería dar una idea de los contenidos de este SummerLab de 2011. Las nubes de tags nos sitúan sobre algunas ideas pero con cierta incertidumbre, algo que facilita una visión abierta a interpretaciones y líneas de fuga. Seguramente muchas de estas palabras son bastante desconocidas y podría ponerme a describirlas… pero sería una tarea poco útil cuando podéis copiarlas, pegarlas en vuestros buscadores y encontrar definiciones que serán igual o mejores que las mías. Si alguna no aparece, entonces la cosa se pondrá interesante; y puede que hasta os den ganas de meteros en la wiki del encuentro para conocer más. En los textos que pretenden reseñar un evento o una actividad se invierte generalmente demasiado tiempo describiendo y poco en hacer una valoración (buena, mala o regular) que pueda ser un punto de partida para el diálogo.

Este año además tenemos una documentación especialmente buena gracias al trabajo de Jo Ana Morfin y Gabriel Vanegas, junto con la colaboración del equipo de LABoral y las contribuciones de todas las participantes. Esto ha sido así no sólo por la importancia que se le da en este encuentro a compartir la información, sino también porque se va a realizar una exposición en LABoral con la documentación generada en este SummerLab. En la web podemos encontrar fotos, entrevistas en vídeo, audios, textos, enlaces, descripción de los nodos, lista de participantes, el presupuesto… Una muestra de la importancia que se le da a esta labor de difusión de los contenidos es haber contado un año más con Daniel Miracle (neokinok.tv), todo un lujo, para llevar a cabo la retransmisión vía streaming del encuentro. Como cada elemento del SL, su set de vídeo constituía un nodo más abierto y disponible para enseñar a aquellos que estuvieran interesados en aprender algo sobre la retransmisión de vídeo por Internet. Los streamings están guardados y accesibles en la wiki para incluso, si quisiéramos, vivir un SummerLab en diferido.

Son tantas las cosas que sucedieron en esa semana que no puedo contarlas todas, pero sí que comentaré algunas cosas que me han parecido especialmente significativas. Como por ejemplo la importancia del cuerpo -ahora más que nunca-. Un cuerpo que se interpone, que expresa, que es territorio donde sucede la (bio)política. En este tipo de encuentros físicos (f2f) siempre ha sido fundamental esto de la “presencia”, pero en esta edición definitivamente ha tomado el papel protagonista por diferentes motivos. Ya no se trataba de estar allí y compartir un mismo espacio; poder mirarnos directamente a los ojos, tocarnos y dejar que la electroquímica reconfigure los procesos de comunicación. También, gracias al nodo transhackerfeminista, el elemento cuerpo ha resultado una de las líneas de discurso más importantes. En relación a la performatividad –no sólo artística- los cuerpos, el gesto o la representación, han sido temas clave de análisis en diferentes talleres, presentaciones y performances. Ellas han sido las auténticas hackers de este año. Si el SummerLab es un hackeo a la institución que lo alberga – y por extensión al sistema del arte-, este nodo ha sido un virus dentro del mismo. A todas nos ha transformado, nos ha liberado y hecho conscientes de cuestiones, algunas más pensadas que otras, necesarias para actualizar nuestro posicionamiento crítico ante temas que van más allá del género; cuestiones punzantes que se nos clavan en la carne para quizá así intentar recuperar el control sobre nuestros cuerpos.

Dentro de este virus del sistema, sin duda, una de las cosas más interesantes que han ocurrido este año ha sido la censura del programa de actividades paralelas tras la actuación de Diana J. Torres aka Pornoterrorista. Paradójicamente, una performance pensada y llevada a cabo para hacernos reflexionar sobre lo visible y lo invisible, el cuerpo y su representación, el contacto físico, el choque… es tachada de “violenta y obscena”. Su acción básicamente consistía en el recitado de poemas, la proyección de vídeos y la aparición de Diana en el escenario desnuda con unos sensores adheridos al cuerpo. A través de ellos se amplificaban una serie de sonidos, siendo invitadas a golpearlo a modo de percusión (su cuerpo como caja de resonancia). Conociendo el trabajo de Diana, se trataba de algo bastante light, pero aún así se consideró intolerable. Lejos de ser un inconveniente, la verdad es que ya era hora de que el arte volviera a ser censurado, causar un efecto, y recuperar una componente subversiva que no pueda ser tragada por el sistema para sacarle beneficio una vez desactivada. De esta manera se ha evidenciado la hipocresía que persiste en la sociedad que permite y da a consumir imágenes mucho más violentas y obscenas, siempre y cuando lo hagamos solitas ante una pantalla en la intimidad de nuestras casas. Cuando el cuerpo está presente y en un lugar “público” la cosa cambia.

Una de las interferencias más destacables, de entre las muchas que ocurrieron, estuvo también relacionada con el escenario y con Diana: el encuentro entre el artista Antoine Bellanger “Gratuit”, artista revelación de este año, y ella; que demostró la versatilidad y ganas de experimentar de ambxs, la mezcla fue explosiva. Os animos a que visitéis sus webs para conocer mejor lo que hacen. Pero sobre todo me sirve como ejemplo de la colaboración y el intercambio que se da entre personas y nodos. Muchas fueron las participantes del encuentro que pasaron además por el escenario en esas Noches Invisibles, presentando proyectos, mostrando vídeos o pinchando música. Graham Bell Tornado fue otra de las estrellas que brillaron con luz propia, artista de larga trayectoria, en esta ocasión nos deleitó con sus canciones estilo cabaret de fuerte carga reivindicativa y nos acercó al concepto de ecosexualidad. También es de destacar la performance postporno que cerró el programa de presentaciones de los diferentes nodos. Con el título “Puta Data” el nodo transfeminista al completo -más algunas incorporaciones- supo incorporar parte de lo aprendido sobre tecnologías durante la semana y configuraron una performance postporno en la que apenas podías diferenciar entre humano/máquina, ensoñación múltiple e hiperbólica del mito del ciborg.

También siguiendo con el cuerpo es necesario hacer referencia a UKI y su nodo de desarrollo. UKI es el último trabajo de la artista taiwanesa Shu Lea Chan. Un “biogame” en la línea de los videojuegos críticos, con una narrativa de ciencia-ficción y estética queer propia de la artista. Entre sus objetivos está la interacción con el cuerpo a un nivel mucho mayor del habitual y la incorporación de una dimensión más social en el planteamiento y en el modo de juego. Aunque Shu Lea es ya una veterana del SummerLab, su estancia coincidía con su residencia artística en LABoral para el desarrollo de este trabajo en el que también participan Massimo Avvisati, Maca Moreno, Jara Rocha, Martin Howse y Martin Hug.

Otro aspecto interesante de la edición de este año es la proyección transversal de dos de los nodos durante el encuentro: el ecolab y el fablab. Ambos han afectado de una manera u otra al resto de nodos, quizá, porque ambos plantean ese ideal de autarquía en el que poder cultivar nuestros propios alimentos y fabricar nuestros objetos de manera autosuficiente. La vuelta a las huertas reactivada en los últimos años coincide con una revolución tecnológica dentro del ámbito de la arquitectura y el diseño: las técnicas de fabricación digital y las nuevas impresoras 3D (MakerBot) que han hecho posible no sólo el diseño personalizado y la fabricación (impresión) de objetos, sino que además son capaces de replicarse a sí mismas (RepRap). Cultivo mi ensalada y me fabrico un tenedor (autopoiesis). Ambos laboratorios están instalados de forma permanente en el centro, y son proyectos de largo recorrido en los que podremos ir viendo la evolución de estos procesos de experimentación e innovación tecnosocial y artística.

También en busca de mayor autonomía (en las comunicaciones) iba enfocado el nodo escuchando antenas. Puede que, por el momento, no podamos lanzar nuestro propio satélite pero sí que podemos fabricar antenas para escucharlos, espiarlos, investigarlos. David Pello, otra de las personas imprescindibles de Paltaforma Cero, estuvo coordinando este taller que de alguna manera es una extensión del encuentro Orbitando Satélites realizado esta primavera en LABoral. Algunos pasos se dieron en nuestra particular carrera hacia el espacio.

Me gustaría poder contar algo más del resto de nodos y sus temáticas como: el de Left Hand Rotation y el cartografiado de procesos de gentrificación, el viaje en barco de Nantes y sus mensajes en una botella, Ctr+Alt+Spr y su denuncia de malas prácticas en instituciones culturales, la experiencia con los niños en el SummerKIDS o el inquietante nodo de máquinas perversas; pero se trataba más de identificar aspectos específicos que atravesaron la edición de este año, o que al menos se quedaron más en mi memoria. Para terminar haré referencia al nodo donde participé más activamente: cartografía creativa del arco atlántico. Una iniciativa de Josean Llorente y Maite Fernández (Tabakalera), que junto con Pedro Soler, pusieron en marcha esta idea de crear una red colaborativa de personas y espacios que se corresponda con la bio-región del arco atlántico. Y como siempre, para empezar la aventura había que hacer un mapa. Aunque, fue mucho más que el trazado de una cartografía, sino la oportunidad de profundizar en nuestras necesidades y deseos; poner en marcha las estrategias posibles de cooperación e intercambio con las que darnos apoyo en esta red. Rebootear el sistema del arte, acordar otras reglas del juego y empezar de nuevo.

*aquí mis fotos del encuentro

5 comentarios

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5 respuestas a Reboot al sistema del arte

  1. Perfecto Velo

    Hola Susana:

    Primero una aclaración, ninguna acepción de hacker iguala el término con el que pretendes usar tú como una especie de artista de la cibercultura, en ninguno de sus giros. De hecho un hacker no está definido por esas cualidades/atributos que mencionas, sino sólo por una, la búsqueda del conocimiento profundo de unas tecnologías concretas, y no como una forma de expresión, sino simplemente en la búsqueda del conocimiento por el conocimiento, con gotas de la búsqueda del control tecnológico.

    Segundo, si existe algún evento donde realmente esta cibercultura que has mencionado hablando de hackers se plasme y exista esa comunicación entre “hackers” y demás amigos de esa cultura underground muy específica y para nada “laxa”, no son esos “labs” que mencionas, sino más bien cualquier “party” de la “demoscene”, término que define la que posiblemente sea única vertiente de la cultura “hacker” con una cercanía clara al proceso creativo artístico, pero de una forma totalmente distinta a lo que describes en tu entrada.

    Esto es, su forma de expresión no consiste en usar un atrezzo tecnológico en una performance como alguna de las que has descrito en tu texto, sino que es la parte única y fundamental para obtener dicha obra artística.

    En la demoscene verás piezas de código como principal elemento artístico y de competición donde verás que a través de la programación inteligente y creativa se consigue sorprender al público con la esteticidad de sus obras (en la demoscene en concreto, se trata de obtener producciones multimedia ejecutadas en ordenadores con ciertos valores artísticos/técnicos, demostrando técnicas de programación innovadoras con un uso creativo de éstas para sorprender al auditorio).

    Últimamente se incorporan en estos eventos otros tipos de obras artísticas no tan técnicas, como imágenes editadas digitalmente, música o incluso vídeos. Pero a pesar de empezar a tomar un aire de performance algunas de estas expresiones, el plato principal de todos estos eventos sigue siendo y seguirá, por lo menos durante mucho tiempo, las “demos”, esas piezas de código y datos capaces de sorprender, donde la única intervención humana es la de darle a una tecla para que se ejecute el programa.

    Tú estás hablando, como mucho, de una cibercultura totalmente distinta al mundo del hacker o del hackivismo, y veo más alimentada tu descripción del evento de tecnologías como la web 2.0 y demás (veo terminología muy típica repetida contínuamente), tecnologías que desde el mundo underground que te he citado no se ven más que como simples interfaces gráficas para usuarios más o menos avanzados.

    Existe una diferencia radical en cómo y qué motiva a un hacker (y “allegados” de su mundillo) a expresarse en su mundo de cibercultura underground respecto a la que tú describer, por eso te escribo para intentar aclarar que ni hacker es lo que dices, ni existe esa cercanía de conceptos. Sin acritud ninguna por la comparación, por supuesto.

    • No he querido igualar el término “hacker” a “una especie de artista de la cibercultura” sino hablar de un movimiento cultural que se vincula con los hackers en la manera que explico. Al igual que Pekka Himanen en “Ética hacker” me tomo la licencia (libre) de hablar de una actitud hacker de una manera más amplia.

      Gracias por ofrecer tu punto de vista sobre lo que define a un “hacker” y sobre la cultura asociada a ellos que a ti te parece más interesante :)

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